DOMINAR LA PRESIÓN

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DOMINAR LA PRESIÓN

Leandro José
Publicado de Leandro José · 18 Mayo 2020
“La primera etapa del aprendizaje es el silencio, la segunda etapa es escuchar”

“controla tu atención”

Bajo presión, la atención se desvía o se encarrila. Si se desvía tenemos una respuesta emocional negativa y una conducta que no ayuda. Significa que nos estancamos. Significa que estamos sobrepasados.
Si la atención permanece encarrilada, tenemos conciencia situacional y ejecutamos con mayor precisión, tenemos claridad, nos adaptamos, nos superamos.
No se toman malas decisiones por falta de habilidad o criterio, sino por la incapacidad de manejar la presión en el momento crucial.
A donde dirigimos la mente se dirigirán los pensamientos, los pensamientos crean la emoción, la emoción define el comportamiento, el comportamiento define el desempeño. Por lo que, para decirlo de manera simple, si podemos controlar nuestra atención y, por lo tanto, nuestros pensamientos, podemos manejar las emociones y mejorar el desempeño. Lo que es más fácil de decir que de hacer.

Las zonas de presión características se producen en momentos calientes:
·        Cuando algo está en juego
·        Cuando se despierta un trauma de una experiencia pasada
·        Cuando hay conflicto, agresión, disputa, disenso
·        Cuando hay un plazo, un reloj que corre, urgencia
·        Cuando hay muchos estímulos y distracciones

Necesitamos reconocer nuestras propias sirenas de alarma, nuestro “sexto sentido”. Luego tendremos que manejar nuestras reacciones.
El cerebro comprende esencialmente tres partes: instinto, pensamiento y emoción. Bajo presión, el cerebro se bloquea y eso significa que dependemos en esos momentos de la emoción y el instinto, y ya no puede captar los mensajes y la información necesaria para tomar buenas decisiones.
Muchos deportistas, ejecutivos y personas en general utilizan herramientas que los ayudan a conectarse, a estar presentes. La meditación basada en la respiración, el mindfulness son excelentes para este propósito. Es importante comenzar a desarrollar el “estar presente”.
Básicamente funciona de la siguiente manera:
Nos colocamos en un estado calmo, positivo, claro, abierto. Luego anclamos ese estado mediante una acción física especifica y repetible (algo fuera de lo común: apretar los dedos de los pies, dar un pisotón, arrojarnos agua sobre la cara, etc.). Repetimos, repetimos y repetimos, hasta que esa asociación se vuelva automática.
Entonces, cuando reconocemos los síntomas de presión, podemos usar el ancla para recomenzar.
Significa, literalmente re-conocimiento: pensar de nuevo. Sin distracciones, somos libres de evaluar, ajustar y actuar, de realinearnos con la tarea y la manera de llevarla a cabo. “De actuar en vez de reaccionar”
Los mantras son una forma de contarnos nuestra historia, son herramientas para un pensamiento eficaz, un mapa mental en momentos de presión (un esquema, palabras, frases) que nos fuerzan a la claridad. Si tienes una dirección a donde quieres ir, si puedes describirla de manera sucinta y nítida, ya tienes tu punto de partida.
Lo que muchos mantras comparten es la regla de tres: tres palabras o frases que interactúan como peldaños de un proceso que produce cambio. Se crea una concatenación lingüística de eventos, que lleva del caos a la claridad y a la acción.
Controlar la atención (mediante anclajes, mantras) implica devolvernos al momento presente. En vez de preocuparnos por lo que pasaría, podemos enfocarnos en lo que pasa.

“Conserva la cabeza fría” – Controla tu atención.

Basado en el libro Legado de James Kerr


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